El desarrollo de una aplicación web se puede dividir en las siguientes etapas:
Para llevar con éxito las etapas anteriores se precisa de una gran experiencia y conocimiento a la hora de decidir que proponer al cliente y que decisiones tomar ante la lluvia de necesidades que tenga el cliente.
La situación puede empeorar cuando el cliente no conoce e ignora realmente sus necesidades y se hace evidente el hecho de disponer de un consultor con experiencia para analizar la situación.
Un aspecto casi vital que se debe tener en cuenta en las primeras etapas de desarrollo es la escalabilidad del producto, es decir, que esfuerzo supone mantener o hacer crecer el producto en el futuro con la solución que se está ofreciendo como válida.
En todos los casos las propuestas tanto técnicas cómo de diseño deben ser acordes con las funciones y necesidades que deben ser acometidas, de nada sirve desempeñar gran parte del presupuesto en un diseño si las necesidades no están bien definidas y los objetivos quedan desdibujados. A grandes trechos un desarrollo web debe suponer un estudio tanto de necesidades, funcionalidades requeridas y de proyección de futuro para poder afrontar los retos del futuro.